Difícil de comprender, vasta y reticente a someterse a una forma o definición tajante, la Casa XII tiene un halo de misterio y se presenta para muchos como un ámbito de la carta natal casi insondable. Ha sido para los astrólogos antiguos sinónimo de pérdidas y sufrimientos, refiriéndose a ella como “el valle de las miserias” o la casa de “los malos espíritus”. Asociada a hospitales y confinamiento, no ha gozado de muy buena prensa. Afortunadamente Dane Rudhyar, padre de la astrología moderna, dejó muy en claro que “no existen las casas negativas” reformulando sus connotaciones nefastas y dando lugar a interpretaciones mas sensibles y profundas. Actualmente se suele decir que la Casa XII es como una “gran matriz divina”, el océano del cual todos los seres emergen y al que todos regresamos. Asociada a los velos de neptuno (su regente) y piscis (su casa natural) es el terreno del inconsciente colectivo y los arquetipos. Es allí donde los límites o las distinciones entre “yo” y los “demás” se vuelven difusos. La Casa XII está asociada al desarrollo espiritual, la compasión, el amor universal y a la necesidad de trascender. La potencialidad que existe aquí como una semilla (ya sea por la cualidad energética del signo de la cúspide, por las funciones planetarias presentes, o por la dinámica de sus aspectos) es esquiva y de difícil acceso, permaneciendo inicialmente en un nivel mas inconsciente o para utilizar un término Jungniano,“en sombra”. Eugenio Carutti sostiene que quiénes tienen planetas en esta casa suelen ignorar su presencia en primera instancia ya que al tratarse de su expresión mas pura a nivel energético, esta energía se presenta en forma “masiva” y muy intimidante. En principio la persona no solo no reconoce esa energía como propia sino que cree no tenerla en absoluto, proyectándola en el mundo exterior. La energía sin embargo irrumpe y el arquetipo “toma a la persona” quién la expresa funcionando como un “canal” de lo colectivo desde un nivel muy abrumador. La energía presente en la Casa XII “tiñe toda la carta” y esa vibración o pulso matiza todos los demás ámbitos de experiencia. Es fundamental según Carutti, “drenar” o “canalizar” esta energía de una manera creativa y la clave de la Casa XII parece estar en ponerla al servicio de una vocación (y no una profesión). De esta forma el volúmen de energía se va acomodando y la persona puede disponer de ella de manera no perturbadora. Se aconseja en este área “servir para no sufrir”, compartir nuestro talento y maestría (que no es en última instancia “nuestro” sino universal ) con los demás. En otras palabras, dejar de lado las inclinaciones egoístas de nuestro pequeño ego. En lo personal y apoyada en mis creencias Budistas, mi atención se centra en este ámbito (a parte del hecho de sufrir los embates y desafíos propios de quiénes tenemos a Urano y Plutón en esta posición) coincidiendo con aquellos astrólogos que sostienen que aquí se manifiesta el karma de una persona. Entendiendo por karma la definición tradicional según las enseñanzas de Buda: reunión de causas y condiciones a diferencia de causas y «efectos» (una deformación de la “new age”). La diferencia aquí no radica en un simple juego semántico y hago énfasis en esto porque mientras la primera implica una variable, la segunda sugiere un destino fijo y pre-establecido, muy alejado del sistema de creencias Budista, que se apoya fundamentalmente en la ley del cambio.Todo esto significa que si bien una semilla existe en potencia, hace falta que se reúnan una serie de condiciones para que ese karma llegue a plena maduración dando su fruto o resultado. Si además, depuramos la palabra karma de la vulgar connotación negativa (ganarse la lotería también es karma!) vemos claramente que es en este ámbito en el que se encuentra nuestro verdadero “don” y el sentido mas profundo de nuestra existencia. Al ampliar nuestra perspectiva mas allá de esta vida presente, la Casa XII adquiere una dimensión distinta: somos responsables de lo que aquí se presenta como potencialidad y a la vez de lo que haremos con ese caudal de conocimiento ancestral. Pero no podemos hacer limonada si no nos enteramos de que en nuestro patio trasero hay limoneros! Desde la perspectiva moderna para “redimir”a los planetas en XII, primero hay que ser consientes de que los tenemos, traerlos a la superficie, alimentarlos, hacerles espacio. Echar luz sobre la Casa XII puede abrirle a la persona un abanico de nuevas posibilidades. Michel Gauquelin relaciona el éxito en lo profesional con los planetas presentes en la Casa XII. Según Gauquelin los logros pueden verse claramente en la Casa X pero las semillas de esos logros están en la Casa XII. Ahí reside la verdadera riqueza de la carta natal. Dana Gerhardt establece la siguiente analogía para referirse a la Casa XII: «Se trata de una herencia de la que el individuo puede disponer pero habiendo alcanzado primero la mayoría de edad. Aunque se trata de una mayoría de edad espiritual en este caso, una cierta madurez del alma. Al comienzo del viaje habrá dolor y sufrimiento, nos sentiremos confundidos y perdidos, por momentos abrumados y atemorizados, pero como un diamante en bruto su valor no se deteriorará». Bien vale la pena entonces emprender el viaje en búsqueda del tesoro.
